Blog de Ivy
Ninguna victoria es demasiado pequeña en el tratamiento de los tumores cerebrales
- mayo 17, 2024
- Ivy Center
- Publicado en Historias De Los Pacientes
Zach Fyke bajaba en bicicleta por una montaña empinada y rocosa cuando, por accidente, tropezó con una roca, perdió el control y aterrizó de cabeza. Sabía que era grave. Fue directamente a urgencias. Los médicos no encontraron indicios de conmoción cerebral, pero sí una masa en el cerebro.
Una resonancia magnética mostró un gran tumor en el tronco encefálico de Zach. Una biopsia del tumor reveló un astrocitoma de grado 2. No se recomendaba la cirugía, así que Zach inició un régimen de quimioterapia y radioterapia para reducir el tumor.
El diagnóstico fue un golpe duro. Zach era un joven sano y activo de 26 años que disfrutaba de un trabajo apasionante como biólogo marino en el Departamento de Pesca de la NOAA, donde estudiaba los moluscos de la costa de Massachusetts. Las rondas de radiación, seguidas de un ciclo de quimioterapia durante un año, hicieron desastres en la salud física y mental de Zach. Tuvo ansiedad, depresión y aumentó de peso.
Su neurooncóloga, la Dra. Yoshie Umemura, que trabajaba en la Universidad de Michigan, donde Zach recibía tratamiento, fue una voz de consuelo y aliento. Acompañó a Zach y a su familia en cada paso de su enfermedad.
“He visto a Zach levantarse de caídas tanto físicas como metafóricas muchas veces desde que lo conozco. Su fuerza para seguir adelante cuando todo parece estar en su contra es realmente inspiradora”, cuenta la Dra. Umemura, ahora directora médica del Ivy Brain Tumor Center. “Cuando tengo un mal día, los pacientes como él me hacen seguir adelante”.
Tocar la campana tras un cáncer de cerebro
Cuando Zach terminó la radioterapia, hizo sonar una campana para indicar el final del tratamiento. Fue un momento que nunca olvidará. Zach estaba ansioso por terminar el año de quimioterapia, pero cuando lo logró, no había ninguna campana que sonara ni nada que marcara el final del tratamiento. Fue una decepción. Zach y su familia decidieron cambiar esta situación. Consiguieron una gran campana dorada y se la enviaron a la Dra. Umemura para que la colocara en su clínica de neurooncología.
La “campana de la victoria” se encuentra ahora en la clínica del Ivy Brain Tumor Center en el Barrow Neurological Institute. Los pacientes pueden hacerla sonar para conmemorar un objetivo alcanzado o un hito conseguido.
“Creo que celebrar los logros y los hitos en el tratamiento del cáncer de cerebro es importante porque el tratamiento nos afecta a todos de forma diferente. Los aspectos emocionales, físicos, psicológicos y espirituales por los que pasamos son una experiencia única para cada uno de nosotros”, sostiene Zach.
Los pacientes pueden tocar la campana por cualquier logro que consideren meritorio. Ninguna victoria es demasiado pequeña, especialmente para quienes padecen cáncer de cerebro.
“Quiero que los pacientes puedan tocar esta campana para celebrar todas sus victorias y logros en la vida. Puede ser la finalización de un ciclo de quimioterapia determinado, volver a la cafetería favorita por primera vez, tachar algo de una lista de cosas que hacer antes de morir o cualquier otra cosa que deba celebrarse. Nada es demasiado pequeño”, afirma la Dra. Umemura.
Zach ha completado el tratamiento y ha recuperado la salud. Sigue acudiendo a especialistas, como un psicólogo y un nutricionista, que lo ayudan en todos los aspectos de su salud. Se hace controles y exploraciones periódicas cada cuatro meses para observar si hay signos de reaparición del tumor.
El poder curativo de la comunidad y la aventura
Zach ha encontrado apoyo y una comunidad en grupos de jóvenes adultos que han sobrevivido al cáncer. Practicó rafting en aguas difíciles con First Descents, un grupo de apoyo que ofrece actividades al aire libre a jóvenes adultos afectados por el cáncer y otras enfermedades graves. El grupo lo ha llevado a aventuras de escalada, surf y kayak. Zach se ha convertido en una especie de defensor de que los nuevos pacientes se sumen a programas como First Descents. Elaboró una lista de grupos de apoyo para compartirla con los pacientes que acaban de ser diagnosticados
“Es muy importante estar con otros supervivientes; es impactante”, señala Zach. “Te acaban de tocar las peores cartas: necesitas apoyo”.